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miércoles, 12 de febrero de 2014

Voto secreto, Coño público

La verdad es que me lo han puesto «a huevo». Y utilizo esta palabra con pleno conocimiento de causa, emulando su sonada utilización por parte del presidente del Congreso (si bien es cierto que robada por un micrófono indiscreto) e intentando ponerme a la altura del debate parlamentario. ¿Porqué? Pues porque no esperaba encontrar tan rápido un tema al que hincarle el diente. Y el catalizador ha sido la jornada de ayer en la cámara magna, en el templo donde se retratan diariamente —excepto en sus prolongados y reparadores períodos vacacionales— nuestros «representantes».

Deseo puntualizar que en estas reflexiones no se va a efectuar ningún juicio de valor sobre el protagonista principal: la Ley Orgánica de Protección de los Derechos del Concebido y de la Mujer Embarazada (vulgo despectivo: Ley del aborto de Gallardón), más allá de señalar que se encuentra en fase de anteproyecto y que ya está dando mucha guerra, como lo demuestra la sesión de ayer.

Aquí, voto público... ¡¡¡ SIEMPRE !!!
El objeto principal de reflexión es el voto «secreto» en la Cámara. Por descontado, no voy a poner en duda su legitimación democrática —que es la máxima—. Lo que voy a criticar es su utilización en un foro —el más importante— donde la transparencia debería ser la norma fundamental. Creo indiscutible el derecho de todos nosotros —los clientes— de conocer el voto de nuestros representantes, lo que implica que debe ser público. Formalmente, no hay nada que objetar, dado que el Reglamento del Congreso lo permite (1) y se ha solicitado y realizado conforme a lo reglamentado, pero sorprende que esta modalidad se haya utilizado con anterioridad únicamente en dos ocasiones (2), lo que le da un carácter exótico, de singularidad indiscutible, que me lleva a extender mi reflexión a las causas de este extraordinario suceso.

Es bien sabido que —en este caso, vulnerando el Reglamento (3)— las votaciones de cada grupo son un reflejo gregario y masivo de la postura del partido, expresada sin ambages —incluso gesticulando— por el portavoz, en un papel que, desgraciadamente, se percibe como el de pastor de un rebaño (me resulta increíble que ellos no perciban lo mismo). Y que toda desviación del balido colectivo es severamente castigada. Pero, a fin de cuentas, no se esconden —probablemente, ni les importa— y las votaciones son públicas. Podríamos pues suponer que, en contadas ocasiones —tres, hasta la fecha—, a algunos diputados les da la vena democrática extrema y se sienten impelidos a rehuir reglamentariamente la obediencia gregaria, solicitando el voto «secreto».

Pero no es así. En este caso, fue solicitada por el principal grupo de la oposición para votar una proposición «no de ley» de retirada INMEDIATA —las mayúsculas son mías— del anteproyecto de Gallardón. Pero no se engañen, no se trataba de elevar el nivel democrático de la práctica parlamentaria, sino de abochornar al partido del Gobierno, explotando hipotéticas —y deseadas— discrepancias en su seno, para ponerlas en evidencia. Una justificación bastarda, en ningún modo práctica ni altruista, dado que conocían de antemano el resultado: la pérdida de la votación (4). Es decir, un jueguecito de baja estofa política que nada aporta al fondo del problema, que existe y es importante. Por si esto fuera poco, los miembros del grupo del Gobierno, siguieron el juego y, haciendo tabla rasa de sus convicciones declaradas, hicieron piña con el único objeto de «devolver la pelota». Ejemplarizante.

Pero no acabó ahí la cosa. Como un reflejo más de la (escasa) altura dialéctica de algunos de nuestros representantes, una parlamentaria concluyó su intervención con la contundente deposición: «Señorías, en una frase: en mi coño y en mi moño mando yo y solamente yo», frase que me libraré muy mucho de discutir por su generalidad, probablemente extensible a la totalidad del género femenino (con excepción de sus estancias en la peluquería —aclaro: solamente en el caso del moño—).

Lo dicho: Voto secreto, Coño público, cuando mi sensibilidad como cliente político hubiese preferido precisamente lo contrario: Voto público y Coño secreto.

Calidad, Excelencia y... Política: ¿Dónde estáis?

Notas:
1 - Si lo solicita una quinta parte de los diputados (70 de 350).
2 - El GAL (1995) e Irak (2003).
3 - «El voto de los Diputados es personal e indelegable...» Artículo 79.
4 - 151 si, 183 no, 6 abstenciones  (PP, presentes179 de 186).

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