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lunes, 20 de julio de 2015

puta barata podemita hipócritas [sic]

Incluso en este tiempo de canícula en el que la preocupación por mantener el gasto de energía próximo al metabolismo basal aconseja, entre otras muchas medidas, no escribir para eludir el ímprobo esfuerzo de pensar siquiera, resulta imposible evitar dedicarle alguna atención al tema de hoy, probablemente anecdótico con la que está cayendo, pero ejemplo sintomático de una acción no corregida situada en los antípodas de la calidad y excelencia política. Tampoco es que el tema merezca demasiadas líneas, pero sirva tanto para dejar constancia del propio hecho y de sus reacciones como para mantener vivo el blog mientras el calor no afloje un poco.

Para que conste...

Hechos comentados (1):

1 - «Que dice esta puta barata podemita hipócritas. Lo que pasa es que llevabais cuatro años sin robar y sis colocar a dedo a todos los lamepollas del psoe» (José Luis Valladolid Lucas, alcalde de Villares del Saz por el PP, 18-07-2015 en su cuenta personal de Facebook).

La verdad es que recientemente hemos sido testigos de la entrada en el debate político de varias intervenciones no demasiado ejemplarizantes en las redes sociales de personajes (hoy) públicos, pero que, a diferencia de ésta, habían sido rescatadas de las catacumbas virtuales y del olvido real con algún que otro bastardo motivo, político, por supuesto, realizadas cuando estos personajillos eran simples “mindunguis” —como cualquier hijo de vecino, entre los que nos incluimos—, excretores de opiniones propias para el consumo exclusivo de sus seguidores virtuales. Ahora bien, éste no es el caso:

Resulta que las ha realizado el pasado sábado todo un alcalde en ejercicio (2), hecho diferenciador que les da una categoría infinitamente más deleznable que cualquier otro desliz virtual conocido. Y las hace en una cuenta con nombre y apellidos, lo cual, en sí mismo, debería ser objeto de loa y alabanza por lo que tiene de transparencia y valentía al no ocultarse bajo un avatar, pero en realidad, síntoma de profunda estupidez o, como mínimo, de inanidad intelectual, confirmada por el lenguaje soez (3), la lamentable ortografía y los errores tipográficos no disculpables por el medio (4) debido a la utilización de un acento correctamente, indicativo de una cierta preocupación por la formalidad.

2 - «Bueno vista la repercusión de mi desafortunado comentario pido perdón por mis palabras en ningún momento pretendia insultar a esta señora a sido producto de una confusion y de un mal dia.pido mil veces perdon» (el mismo sujeto, también en FB).

La verdad, no es que lo arregle demasiado: a) Pide perdón «vista la repercusión...», lo que nos hace inferir que con menor repercusión hubiese mantenido el «desafortunado» comentario; b) ¿a quién quiere convencer de que llamándola «puta barata podemita hipócritas [sic]» no la pretendía insultar?; c) ¿Quién se ha confundido, él o ella? y d) sin duda, el mal día lo ha tenido al mal escribir esta disculpa, todo un despropósito ortográfico (no olvidemos que se trata de todo un alcalde, al que se le debería exigir un mínimo de conocimientos o, en su defecto, que se abstuviera de exhibir sus carencias básicas, en el supuesto que las conozca, claro).  

3 - «El PP de Cuenca rechaza frontalmente este tipo de comentarios, por lo que la Comisión de Derechos y Garantías del PP conquense lo estudiará en los próximos días» (comunicado publicado por Europa Press).

A este enternecedor comunicado poco hay que añadir, más allá del abstracto y ambiguo «estudio» en los «próximos días». No se hernien que hace calor.

Comentarios generales

Vistos los hechos en perspectiva echamos en falta un pronunciamiento descalificador de alto nivel (digamos del Presidente del Gobierno) que resulte ejemplarizante. También hubiera valido (pero menos) el de algún capitoste del Partido Popular (digamos la Secretaria General o un portavoz), toma de posición que en el momento de redactar este artículo (20-07-2015, 13:05) no consta se haya producido. Y esta falta de posicionamiento, incluso de referencia, a este desagradable incidente protagonizado por todo un alcalde del PP, resulta del todo punto inaceptable y es la que nos hace calificar el asunto de ejemplo paradigmático de No Calidad y No Excelencia Política. No estamos hablando de un incidente futbolístico, donde se puede insultar, incluso agredir, impunemente al adversario ante los ojos de millones de espectadores sin que el entrenador o el presidente del club afeen la conducta al protagonista, perdiendo la ocasión de dar ejemplo a propios y extraños, en especial a la juventud, crisol de futuro, alentándoles a emular estas actuaciones porque «todo es gratis». Nos estamos refiriendo a la actividad política, foro público donde todos nos deberíamos ver representados y donde el (buen) ejemplo debería ser la norma. Pero esto es pedir peras al olmo. ¿Cobardía? ¿Sectarismo? ¿Indiferencia? ¿Escala de valores subvertida? Quizá la respuesta es sólo una: Política.

Lo sabido: la misma cosa es buena (silencio o sordina) o mala (rasgado de vestiduras) en función de quien la ejecute. Y así nos va: puta barata podemita (del psoe, por supuesto). Quedamos a la espera de otra del bando contrario. 

Notas:
  1. Los subrayados en las transcripciones literales señalan faltas de ortografía y puntuación y son propios.
  2. No emergente (del PP para más señas).
  3. A resaltar el hallazgo que representa el cambio del venerable y clásico verbo “chupar” por “lamer” en el calificativo dispensado a «todos los ...pollas del psoe», lo que a nuestro modo de ver expresa una cierta suavización del término (con este calor, pensemos en un polo), aunque el nombre del partido en minúsculas los ningunea.
  4. En las redes sociales, la economía tipográfica está normalmente admitida.

sábado, 11 de julio de 2015

Ausencias, Espantadas y Estampidas

Ha querido el destino que en el corto lapso de tiempo de una semana hayan trascendido dos informaciones relacionadas con nuestros senadores (ausencias) y europarlamentarios (espantadas), las cuales nos han llevado a complementar el tema de hoy con sus colegas, los diputados del Congreso, protagonistas clásicos de ambas, pero también de algunas famosas estampidas con lo que queda completamente justificado el título (referencias periodísticas en enlaces embebidos en el texto).

Por descontado, no vamos a analizar en detalle cada una de ellas, sino solamente intentaremos desmontar los pueriles argumentos con los que los interesados pretenden justificar estos despropósitos absolutamente impropios de una profesión  —que lo es— que cobra del erario público, es decir, de nuestros impuestos. 

Senado (ausencias)

El hecho incontrovertible es que el día 8 de julio a las 11:15 horas, en un pleno convocado a las 11:00, faltaban 212 senadores de los 266 convocados (un absentismo del 79,7%). ¿Se imaginan ustedes que sucedería si en una cadena de montaje sólo empezasen la jornada un 20% de los operarios? ¿O en el Corte Inglés? Resulta recurrente el debate de que la política no puede ser tratada como una empresa. Y nosotros nos preguntamos ¿porqué? Porque resulta que los defensores de este argumento son precisamente políticos. Y porque no tienen el menor interés de preguntárselo a sus patrones (llamémosles “pagadores”) que son (somos) la ciudadanía en general y los electores en particular. Pues claro que se les debe exigir lo mismo. Porque son trabajadores por cuenta ajena (la nuestra). No son autónomos, no trabajan para ellos mismos. Y resulta ofensivo que con la sangrante situación en que se encuentra el empleo (o el paro, como quieran) no tengan la más mínima sensibilidad para, en el peor de los casos, fingir interés por su trabajo, el cual, recordemos, es voluntario y, para lo que se lleva, bastante bien pagado. O sea, por lo menos, que se sienten, que aparezcan y luego, si quieren, que jueguen al Candy Crush, pero, por favor, no se dejen fotografiar.

Por si fuera poco, este lamentable hecho, se produce en un ambiente generalizado de crítica a la utilidad de la institución, calificada frecuentemente de “cementerio de elefantes”, refugio de políticos defenestrados por las urnas en elecciones autonómicas o municipales, en aplicación del cupo constitucional de libre designación por las autonomías. 

Y leemos justificaciones del siguiente tenor: «los ex presidentes autonómicos ocupen un escaño de designación territorial por su "experiencia" y porque conocen en profundidad sus respectivos territorios. "Su condición encaja muy bien con esta Cámara”» (Meritxell Batet, secretaria de Estudios y Programas del PSOE), «la experiencia de los ex presidentes es un "plus" que se debe aprovechar», «Entiendo que haya gente que crea que siempre lo nuevo es lo mejor, pero en política y otras profesiones la experiencia es un grado, el mérito hay que aprovecharlo y también la sabiduría que aporta haber estado gestionando una administración pública» (Rafael Hernando, portavoz del PP).

Formalmente impecable —en especial agradecemos darnos la razón con la equiparación de la política con «otras profesiones»—, pero se desmonta fácilmente si no aparecen en el tajo. Porque si no están, difícilmente podrán hacer valer su «experiencia», característica diferenciadora en la que coinciden curiosamente tanto el PP como el PSOE. Y que no se nos acuse de demagogia con el argumento de que no sólo se trabaja en el pleno, sino que también se hace en otros foros (por ejemplo, en las comisiones), porque cuando hay pleno, sólo hay pleno, no hay comisiones.

Parlamento Europeo (espantadas)

Aquí el hecho irrefutable es que el 9 de julio al menos 30 eurodiputados contrataron el vuelo de regreso de las 14 horas, habiendo otro a las 18:15, a pesar de que la convocatoria de la sesión finalizaba a las 17 horas. Es decir, a diferencia del caso anterior, en lugar de entrar tarde, salieron antes y se perdieron el debate y la votación —sólo 10 de los 54 votaron—. De nuevo, ¿alguien se imagina una cadena de montaje en la que 30 operarios de 54 dejen las herramientas y abandonen el puesto de trabajo cuatro horas antes? NO. El caso se salpimenta con algún que otro condimento relacionado con el presunto intento de Pablo Iglesias de retrasar el vuelo, algo posteriormente desmentido, pero que, en cualquier caso, resulta irrelevante. Se marcharon antes y punto. Buen sueldo, buenas dietas, viajes pagados, buena profesión y buenos patrones (nosotros).

Congreso (ausencias, espantadas y estampidas)

A éste le tocan todas, aunque reconocemos que en este caso hemos tirado de hemeroteca:  

La fábrica de nada (cuando no hay nadie).
En el Debate sobre el Estado de la Nación (segunda jornada, 25 febrero 2015, 9:15), al inicio de la jornada, sólo 50 de los 350 estaban presentes durante la intervención del PNV. Un absentismo del 86%, que supera al del Senado del jueves pasado. El día anterior, a las 19:56, finalizadas las intervenciones de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, asistimos a una espantada en toda regla que vació prácticamente el hemiciclo en una clara desconsideración hacia los grupos minoritarios (por descontado, respecto a nosotros, faltando de nuevo a sus obligaciones como profesionales bien pagados). Y qué decir de la famosa estampida de 31 de octubre de 2013. Sobran las palabras.

Conclusión

Siempre hemos defendido que en política la forma también es fondo. Lo realmente sangrante es que todo esto les tenga sin cuidado. Podemos entender que un futbolista le pegue un escupitajo a un contrario olvidando que con toda seguridad lo captará alguna cámara. No es por despreciar el nivel intelectual de los futbolistas, es situarlos en una escala valorativa absolutamente distinta (ni superior ni inferior) de la exigible a personajes también públicos que deberían ser más sensibles a su condición de representantes de la ciudadanía y al hecho de que, como mínimo, deben guardar las formas y dar ejemplo. Porque el hecho de no hacerlo relega a sus representados, que son los que les han elegido, a la condición de borregos insensibles, impresentables e indocumentados, con contadas excepciones, entre las que nos encontramos los no representados, los que no les votamos. Volviendo a la analogía futbolística, reparten a la luz del día y delante de focos y cámaras sus escupitajos metafóricos sobre el electorado, el cual, en su inmensa mayoría, los recibe con resignación, cuando no con agrado. Por eso no cambian.

Calidad y Excelencia Política en ausencias, espantadas y estampidas. Algo es algo.

Nota: Observen que, en el contexto del artículo, no nos importa lo más mínimo su producción, sea buena —sin duda, algo habrá— o mala. Nos importa que no vayan o que lleguen tarde, o que se marchen antes, ya sea pausadamente o en estampida. Nos importan las formas, la fachada, su insolencia e impunidad, su absoluto desprecio por los parados y por los que trabajan duro, la corrupción minimalista —o no tanto— que subyace en su actitud endógama, corporativista y tremendamente contagiosa estrictamente limitada al alcance del título. Lo de contagiosa, al tiempo.