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sábado, 30 de junio de 2018

Sinvergüenzas

Sinvergüenza
  1. adj. Pícaro, bribón. U. t. c. s.
  2. adj. Dicho de una persona: Que comete actos ilegales en provecho propio, o que incurre en inmoralidades. U. t. c. s.
  3. f. Perú. Desfachatez, falta de vergüenza.
Hablamos del pasteleo para proponer un candidato a presidir RTVE. Los pasteleros, acepción 2. Los candidatos, acepción 1. Todos ellos se conducen con la acepción 3 (en Perú, aquí y en la China).

 Pasen y lean:

«Andrés Gil, el actual redactor jefe de Política de 'eldiario.es' fue sugerido por Pablo Iglesias, y Pedro Sánchez, que todavía estaba en el Consejo Europeo en Bruselas, terminó aceptando».
...
«es un colaborador habitual de 'Fort Apache', la tertulia política de Hispan TV que presenta Pablo Iglesias, con el que además Gil mantiene una relación de cierta amistad».
...
«En la formación morada aseguran que es algo "transitorio" que necesita además contar con el resto de grupos parlamentarios para evitar que la televisión pública "sea un aparato de propaganda del partido que gobierne"» 😂😂😂 (El Confidencial).

Por si acaso, no vaya a ser que...
«Andrés Gil ha decidido llevar a cabo un barrido de su cuenta de Twitter, cuanto menos, importante: el pasado viernes 22 de junio, borró de su cuenta 13.885 tuits. O, lo que es lo mismo, pasó de tener un histórico de 14.073 a tener solo 188» (El Confidencial).

«Por su parte, Ana Pardo de Vera, directora del diario Público, también borró miles de mensajes de su perfil de Twitter, en concreto, 21.251» (ABC).

«La periodista comienza su explicación revelando que el primero que le da la noticia es el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, quien le cuenta que ha alcanzado un acuerdo con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que los nombramientos de RTVE “dependan” de Podemos» (La Vanguardia) (Twitter).

La guinda:

«Sánchez pide a las fuerzas políticas "responsabilidad y generosidad" para llegar a un acuerdo sobre RTVE» (Público).

Solamente resta añadir que ni en eldiario.es ni en Público aparece referencia alguna al borrado de tweets de sus "candidatos".

¿Se podrá ser más sinvergüenza en todas y cada una de sus acepciones? Desgraciadamente, a la hora de valorar la Calidad de estos comportamientos, debemos aceptar que es máxima. Recordemos que se entiende por Calidad el grado de cumplimiento de los requisitos establecidos, en este caso, por los "pasteleros", y que estos requisitos (conseguir provecho propio) se han cumplido con creces.

En cuanto al "candidato y candidata", su conducta resulta más difícil de calificar, aunque por la celeridad y premura con la que han hecho desaparecer la ingente cantidad de tweets se les ha de reconocer, como mínimo, en esta tarea específica, una gran eficacia. Me pregunto porqué lo han hecho. En cualquier caso, renegar de todo lo escrito hasta la fecha o no renegar pero curarse en salud ante un hipotético nombramiento no dice nada bueno de ellos. También buscan provecho propio. En mi opinión (y no solo por esto) quedan incapacitados para desempeñar un cargo público con equidad.

Imagino cual sería la reacción de Sánchez e Iglesias en el Congreso y los editoriales de eldiario.es y Público si Rajoy y Rivera hubiesen pasteleado la presidencia de RTVE ofreciéndosela al director de ABC o al redactor jefe de política de La Razón. Está visto que en política, una misma acción pasa de ser execrable a ejemplar en función del lado del espectro político que la ejecuta. Bienvenidos al escepticismo. Y pobre RTVE. Y pobres de todos nosotros.

miércoles, 27 de junio de 2018

¿869.000?


Pocas veces uno de mis artículos se ha nutrido casi al 100% del “corta y pega”. Esta es una de ellas¹.
NOTA: Los atareados o impacientes pueden pasar directamente al enumerado final. No se perderán gran cosa.

El PP se ha considerado siempre el partido con una base más fuerte de España y uno de los más potentes de Europa. Los populares presumen de tener 869.000 militantes. Pero solo 66.384 podrán votar en las primarias que se celebrarán el próximo 5 de julio para elegir al nuevo presidente del partido”.
“Para poder acudir a las urnas hay que estar al corriente de pago de las cuotas y haberse inscrito a tal efecto antes de las 14.00 horas de ayer. Solo el 7,6% de los afiliados al PP cumplen con estos requisitos, según los datos provisionales facilitados esta tarde por el partido” (La Vanguardia).

“Según datos de la CDU, el número actual de militantes se sitúa en los 435.300, mientras que hace diez años el partido tenía 560.000 afiliados”.
“El secretario general del partido, Peter Tauber, destacó a este respecto que la totalidad de esa militancia paga puntualmente sus cuotas, salvo muy contadas excepciones -en situaciones de acusada precariedad- y que en esos casos su aportación corre a cuenta de la agrupación local correspondiente” (La Vanguardia).

“Las advertencias de la exsecretaria general y hoy candidata Dolores de Cospedal de que más del 90% de los militantes no estaba al corriente de pago, y la del vicesecretario Martínez Maíllo de que sería menos de un 10%, no auguraban nada bueno. Y los datos lo han corroborado” (El Confidencial).

“En 2015, el PP presentó en las elecciones municipales a 61.986 personas. Todos ellos alcanzan casi el número de afiliados que escogerán el próximo 5 de julio entre los seis candidatos a la Presidencia del partido”.
“En los congresos autonómicos de hace un año, donde por primera vez se ofreció a las bases del partido la oportunidad de pronunciarse, prácticamente se apuntaron los mismos, 64.305”.
“En cambio, a la ex ministra Dolors Montserrat, que es portavoz de la candidatura de Cospedal, le pareció que son «muchísimos»”.
García Hernández plantea que directamente se elimine el requisito de la inscripción previa” (El Mundo).

Maillo ha incidido en que el hecho de que sólo entre el 6 y el 10% de los militantes se haya inscrito para votar en la primera vuelta de las primarias no significa «que el resto no exista»”.
“La despreocupación de Maillo ante la baja participación no es nada comparada con la que ha exhibido el portavoz ‘popular’ en el Congreso, Rafael Hernando, para quien si los militantes no quieren votar es porque están «tranquilos», saben que el proyecto del PP «no está en peligro» y están convencidos de que cualquiera de los aspirantes es mejor que el socialista Pedro Sánchez. «Tenemos unos candidatos excelentes, todos mejores que los que se sientan en el Consejo de Ministros», ha dicho Hernando. A partir de ahí, cree que los afiliados son «libres» de decidir si votan o no y por eso no le preocupan las cifras de participación y la diferencia con ese censo de los 800.000 militantes que el partido aseguraba tener. «Me da igual la participación –ha zanjado–. El PP tiene un partido unido y sus militantes no están soliviantados en esta situación. La tranquilidad es total y absoluta»” (República.com).

Maillo ha atribuido esta baja estimación a que los afiliados del partido «no están acostumbrados al proceso que se abre en la formación para elegir presidente» y ha reconocido que la cifra de participación «puede resultar llamativa» En todo caso, considera que "habría que preguntar al resto por qué no quieren participar".
“La mayoría prefiere apoyar al partido con su voto en las elecciones o asistiendo a actos, pero no quiere «tener el compromiso de tomar la decisión» de votar a uno u otro aspirante” (Europa Press).

Y para terminar, un destilado de los recortes anteriores²:
  • El PP dice tener 869.000 militantes (España: 46 millones de habitantes).
  • La CDU dice tener 435.300 militantes (RFA: 87 millones de habitantes).
  • Para poder votar hay que estar al corriente de pago y haberse inscrito.
  • La exsecretaria general y hoy candidata Dolores de Cospedal advierte de que más del 90% de los militantes no está al corriente de pago (ya es gordo que una exsecretaria general admita eso sin sonrojarse).
  • El secretario general de la CDU destaca que la totalidad de la militancia paga puntualmente sus cuotas.
  • En 2015, el PP presentó en las municipales a 61.986 personas (sería de esperar que todos estos candidatos, si son afiliados, estén al corriente de pago y se hayan inscrito).
  • En los congresos autonómicos de hace un año, se apuntaron 64.305.
  • Solo 66.384 (7 de cada 100) podrán votar en las primarias del 5 de julio (es decir, han pagado y se han inscrito. ¿Serán siempre los mismos?).
  • Maillo ha afirmado que esto no significa que «el resto no exista» (se pone trascendente; ya estamos a vueltas con la existencia).
  • También afirma que «no están acostumbrados al proceso» (¿folklore?, ¿costumbrismo?).
  • Y que no quieren «tener el compromiso de tomar la decisión» de votar a uno u otro aspirante (caramba con los afiliados).
  • A la ex ministra Dolors Montserrat le parece que son «muchísimos» (una opinión superlativa).
  • García Hernández plantea que se elimine el requisito de la inscripción previa (muerto el perro, se acabó la rabia).
  • Rafael Hernando asegura que los militantes no quieren votar porque «están tranquilos» (eso seguro, en su casita) y saben que el proyecto del PP «no está en peligro» (eso, por lo menos, es discutible).
  • También afirma que le da igual la participación (prepotente suficiencia) y que la tranquilidad es total y absoluta (será la suya, claro).
Bueno, ahora que cada cual extraiga sus propias conclusiones³. A mí solo se me ocurre una: ESPERPÉNTICO. Supongo que Rajoy, al observar desde Santa Pola cómo ha dejado el partido, estará ojiplático (o no).

NOTAS:
  1. Cada mañana me hago un repaso de los periódicos on-line, por lo que esta operación (el “corta y pega”) no me representa mayor esfuerzo, habida cuenta (es de ley reconocerlo) de que dispongo de bastante tiempo.
  2. Los hechos puros y duros (subrayados y cursiva son aportes propios).
  3. Parece que el 28 (mañana) se comunicarán los datos revisados definitivos. Esperemos que el espectáculo no supere el de hoy. Yo no he podido esperar.

domingo, 24 de junio de 2018

Lo que no podemos saber

Estoy en plena faena (aproximadamente, al 50%) con un excelente libro de Marcus du Sautoy del cual me he apropiado del título para esta entrada: Lo que no podemos saber. El autor es un conocido divulgador, catedrático de matemáticas en Oxford, que dedica esta publicación a explorar los límites del conocimiento humano, en un ilustrativo y esforzado intento de establecer dichos límites y, consecuentemente, de especular sobre la existencia de la inexistencia, basándose en el supuesto, que comparto, de que es la percepción la que crea la realidad. En pocas palabras, lo que no percibimos no existe, entendiendo como percepción, la percepción sensorial, la de los sentidos, es decir, lo que no vemos, oímos, olemos, gustamos o tocamos, no existe (para el sujeto no perceptor, claro está), lo que excluye cualquier introspección mental, intuición, creencia o teoría no verificable o falsable científicamente.

Ni que decir tiene que dado que el libro centra su interés en las fronteras extremas del infinito cósmico y del sub-atómico —con alguna que otra excursión teológica—, nada más lejos de mi intención aquí y ahora el comentar o criticar su contenido o conclusiones, tarea que delego agradecido en quien se considere interesado en las grandes preguntas que plantea el conocimiento actual del mundo físico, tras la más que recomendable lectura del libro. ¿Qué pintan pues sus 570 páginas en esta humilde publicación? Vamos a intentar explicarlo.

No quisiera ser tildado de superficial, pero lo que me impactó del libro fue la primera entrada del CONTENIDO, situado, como a mí me gusta, al principio, tras los créditos y copyrights. Dice así:

Frontera cero: lo que sabemos que no sabemos.

Y lo compré.

Y lo hice porque “saber lo que no sabes” es uno de los principios fundamentales que me han guiado a lo largo de mi ya dilatada trayectoria vital y porque al encontrarme con él en una obra tan especializada rememoré inmediatamente la atención prestada al trabalenguas en mi blog personal, reflejada en tres entradas de las que destaco los párrafos más relevantes, resaltando las coincidencias cuasi textuales:

Saber de lo que hablas, hablar de lo que sabes:

«Reconozco que no se trata de aplicar de forma generalizada el método socrático a todos mis interlocutores, pero sí entiendo que, en determinadas ocasiones, es absolutamente necesario. Porque ya no estamos ante la inevitable y omnipresente incertidumbre del lenguaje —tema que, como he expresado en múltiples ocasiones, me apasiona—, ni ante problemas de contexto —la cómoda escapatoria de todo cultivado incomprendido—, sino ante la ignorancia más supina, llevada de muy mala manera, porque ni es aceptada ni, en muchos casos —y esto es lo peor—, conocida. Es decir, no saben que no saben. Y eso es saber bien poco».

Ignorancia, Humildad, (in)Tolerancia:

«La máxima expresión de la ignorancia es no saber lo que sabes ni saber lo que no sabes. En pocas palabras: (no) saber nada».

Es Verdad, está Bien…:

«En el fondo todo se reduce a «hablar de lo que se sabe» o a «saber de lo que se habla». Y es que no hay nada peor que «no querer saber», porque «no saber que no se sabe» es ignorancia, mientras que lo otro es irresponsabilidad o, en el peor caso, maldad patológica».

¿Cómo podía pues no interesarme una obra que empezaba precisamente por eso: por establecer “lo que sabemos que no sabemos”? Imposible. Y en ello estoy. A partir de ahí, sabido lo que no sabemos, más o menos por la página 300, en un apasionante viaje de la mano de Marcus du Sautoy, explorando los límites del conocimiento humano: lo que no podemos (ni podremos, y esto es mío) saber. Pero esta es otra historia, y ya va siendo hora de acabar con la introducción (había olvidado que estaba intentando explicar la relación entre el libro y esta entrada en el blog).

Pues esta es toda la relación: los evocadores títulos de la obra y del primer capítulo. Nada más.

Y ahí está el libro. Sobre la mesa. Con su hermoso título. Y aquí estoy yo, frente a la mesa. Recapacitando sobre el momento que nos ha tocado vivir. No tanto por la mera evolución vegetativa y su impacto sobre el conocimiento y su permeabilidad —o, mejor dicho, impermeabilidad— estadística en la sociedad, como por la lacerante simplificación del discurso y actitudes de quienes, desde la función pública, deberían dar ejemplo de autenticidad y coherencia, en lugar de intoxicar al personal con una interesada mezcla de pretendidas verdades trascendentes y simbolismos estéticos que, desgraciadamente, encuentran eco en piaras y rebaños de seres pretendidamente racionales.

Y entonces me pregunto: ¿Acaso ellos y ellas creen que lo saben todo? ¿Son capaces de asumir o reconocer algún grado de incertidumbre (por pequeño que sea) en sus lapidarias declaraciones justificativas o premonitorias? ¿Saben lo que no saben? ¿Engañan conscientemente al personal? ¿Son conscientes de que el uso y abuso de las palabras “todos”, “nunca” y “siempre” refleja una ignorancia supina?

Y me digo: vamos a escribir algo. Y ya está escrito.

EPÍLOGO: Como puede apreciarse fácilmente, esta entrada es una aparente digresión, y he estado dudando largo rato si era más apropiada para el blog personal. Pero no nos engañemos. Trata de política, aunque en ella se omite toda referencia identificativa explícita a “ellos y ellas” y sus obras y milagros. Son tantas (las obras y ellas) y tantos (los milagros y ellos) que hacen imposible su conocimiento y enumeración. Esta es una de las muchas cosas que no podemos saber y que sabemos que no sabemos. Pero están ahí. Para nuestra desgracia. En un bucle recursivo que no podrá sino empeorar. Porque no saben que no saben.—o quizá sí, lo que es peor—. Y nadie de los que saben —que los hay— se lo dice. Mientras tanto, seguiré leyendo el libro.