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lunes, 24 de febrero de 2014

Apretar el botón, sólo apretar el botón

Éstos son los hechos:
  • El miércoles pasado, el diario El Mundo revela que el senador del PP y diputado por la Asamblea de Madrid, Francisco Granados, tenía una cuenta en Suiza a su nombre con 1.500.000 €, cuenta que, según las autoridades helvéticas, se mantenía operativa hasta las Navidades.
  • Inmediatamente, la oposición pide dimisiones y responsabilidades «políticas y judiciales», denuncia la «insoportable afición del PP por las cuentas suizas» y formula una pregunta parlamentaria sobre si se benefició de la amnistía fiscal, etc., etc.
  • En una entrevista radiofónica declara sentirse «dolido» y «harto de escuchar determinado tipo de comentarios», además de que él no tiene que «aferrarse» al escaño porque tiene un empleo en la empresa privada y que, debido a ello —no a la información sobre la cuenta en Suiza—, ya hacía tiempo que planeaba dejar el cargo.
  • Abundando en el tema, en una entrevista televisiva insinúa que dejará pronto la política. «Llevo dos años apartado apretando un botón según los dedos que se levantan», señalando que «vitalmente», la política «le merece muy poco la pena»«Me tendré que  plantear dedicarme a mi vida de siempre».
  • El jueves, Francisco Granados, antiguo broker de inversiones, ex-secretario general del PP y toda una figura en Valdemoro —concejal en 1995, alcalde en 1999 y hoy, todavía presidente del PP— anuncia que presentará mañana (viernes 21) su renuncia como diputado en la Asamblea de Madrid, decisión que le hará causar baja automática como senador, por serlo en representación autonómica.
  • ... (hasta ahora, silencio, no hay más reacciones).
Y éstas son mis conclusiones:

Me importa un bledo si ha tenido, tiene o deja de tener una cuenta en Suiza y, si existe o ha existido, tanto su cuantía como su origen, sea lícito o ilícito, así como la estupidez —impropia de un antiguo broker— que representa tenerla —si es así— a su nombre. Y me importa un bledo porque poco puedo hacer, más allá de esperar —que no confiar— que la Justicia lo sustancie, que es quien, a fin de cuentas, debe hacerlo.

También me importa un bledo que no tenga que «aferrarse» al escaño porque tenga la vida —se refiere a «su vida de siempre»— resuelta fuera de la política (1), carga de profundidad nada subliminal sobre el resto de la «clase política» que sigue «aferrada».

Lo que me resulta sorprendente es la ausencia total de reacciones, el sepulcral silencio que ha merecido la definición de su tarea senatorial sintetizada en la contundente frase «llevo dos años apartado apretando un botón según los dedos que se levantan», difundida a los cuatro vientos en una entrevista televisiva, silencio que contrasta con la inmediata reacción provocada por una «noticia» periodística que, a pesar de su más que probable veracidad, no está contrastada ni verificada.

Y además, se tronchan (observen sus pulgares: Granados
 los muestra, González los oculta)
Por lo visto, que un senador manifieste públicamente en televisión que su tarea se limita a actuar como una marioneta siguiendo las órdenes de «dedos que se levantan» no merece la más mínima reprobación, transmitiendo a los sufridores clientes políticos —nosotros—  el mensaje de que a) «el que calla otorga», no sea que les salga el tiro por la culata y se revuelva el gallinero; b) de que sus declaraciones son extrapolables a todos los senadores y c) que no hacen otra cosa que mirar dedos y apretar botones. Qué triste mensaje. No tienen —o quizá tienen demasiado— sentido del ridículo, ni del corporativismo ni de la mínima ejemplaridad exigible a cargos públicos de tanto raigambre: Senadores o miembros de la Cámara «Alta».

Hubiese preferido mil veces una crítica fundamentada a sus declaraciones —ya sé que es difícil— a la aceptación implícita de un Senado inoperante. Incluso la hubiese preferido a las automáticas, inmediatas, cansinas y recurrentes reacciones a que nos tienen acostumbrados ante hechos sin verificar, con el único objetivo —la búsqueda de la verdad es lo que menos importa— de castigar al adversario por los medios que sea.  

Quizá la clave esté en que no todos tienen —presuntamente— cuentas de 1.500.000 € en Suiza, pero sí todos «miran dedos» y «sólo aprietan botones». Espero que, con la práctica, lo hagan con gran Calidad y Excelencia. Sólo que la Política... no es esto, no es esto (mejor dicho, no lo debería ser).

Notas:
1 - Ésta es su vida —declarada— «dentro de la política», sin contar los emolumentos percibidos por su actividad en el Senado, en sus propias palabras: «apretando botones»:
http://www.senado.es/legis10/senadores/regbi/DBR_1228.pdf

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