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lunes, 15 de junio de 2015

Unió: la respuesta

Difícil sustraerse a la tentación de comentar el resultado de la tortuosa pregunta, tentación convertida en irresistible tras la lectura de la surrealista y estrafalaria interpretación dada por sus patrocinadores. Nos limitaremos a comentar los hechos, para lo que nos vamos a apoyar en el siguiente artículo:


  • 1351 votos SÍ = 50,9%, 1226 votos NO = 46,19%, 64,81% participación: Una simple operación aritmética nos dice que al 35,19% de la militancia el asunto planteado se la trae el fresco o su complejidad les ha paralizado. También resulta evidente que la diferencia entre partidarios del SÍ (que significa NO al “proceso”) y del NO (que significa SÍ al ”proceso”) es de 125 votos (sí, está bien, no falta ningún cero).

  • «La situación queda perfectamente clarificada, la propuesta de la dirección ha quedado avalada, … sentimos radicalmente legitimada nuestra posición» (Ramón Espadaler, secretario general del partido): La principal duda que se genera es si el Sr. Espadaler se cree realmente lo que dice o no. Aunque no sé cual de las dos alternativas es peor, porque, paradójicamente, ambas son ejemplo paradigmático de lo que no debería ser un político: muy tonto (ignorante, en el mejor de los casos) o demasiado listo (en versión taimado y maquiavélico mentiroso). Por otra parte, ni nos imaginamos cual habría debido ser el resultado para que la situación no estuviera “perfectamente clarificada” y su posición “radicalmente legitimada” ¿Qué décima de porcentaje de votos de diferencia entre 0,9 y CERO? 

El Sr. Espadaler interpretando la respuesta.
¿Qué más queda añadir? Desde el punto de vista de la Calidad y la Excelencia, nada. Porque podemos entender que los políticos, obedeciendo a un elemental y primitivo instinto de supervivencia como colectivo, vendan humo o se esfuercen en retorcer y sesgar la realidad en su relación con sus electores, pero lo que no es de recibo, lo que demuestra su más absoluta incapacidad de regeneración, es la aplicación de los mismos bastardos principios dentro de su propia casa, se supone que ahora en defensa de prebendas y cotas de poder mezquinamente individuales, haciendo tabla rasa sin inmutarse lo más mínimo, no ya de complejas fórmulas matemáticas, sino de la más elemental aritmética y sentido común.

Menudo espectáculo. Nunca un partido ha hecho más honor a su nombre, transmutado en adjetivo: Han dejado el partido partido. Un partido que, por si fuera poco y para más inri, se llama Unió.

Nota: Este artículo no pretende establecer juicio de valor alguno sobre la consulta, ni sobre la respuesta, ni sobre la esencia de la misma, es decir “el proceso”. De hecho, a los efectos del blog, ni nos importa, más o menos lo mismo que al 35% de los militantes de Unió.

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