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miércoles, 11 de junio de 2014

Podemos: mucho Qué, poco Cómo.

o Humo, mucho humo...

«Todos nos dicen qué hacer, pero pocos nos dicen cómo»

Transcribo aquí parte del artículo “Pasotismo: el Qué y el Cómo” publicado en mi blog de ética personal el 11 de mayo de 2013, el cual, pese a no estar directamente dirigido a “los políticos”, les dedicaba parte de la atención.
Pero, más allá de su enorme diversidad, en todos ellos subyace un denominador común que nos indica, exclusivamente, el «qué hacer». Como una pequeña muestra: proclamar la república, abolir la monarquía, conseguir la independencia, cambiar el gobierno, fomentar el crecimiento, la dación en pago, expropiar la banca, expropiar las viviendas vacías, no devolver la deuda, no despedir, no retrasar la jubilación, no reducir las pensiones, no cerrar consultas ni hospitales, no (co)pagar medicamentos, no reducir el gasto educativo, no frustrar a los estudiantes desaventajados –eufemismo que encierra múltiples significados–, no repetir cursos, no aumentar los impuestos (o subirlos), no practicar la violencia de género, no vulnerar los derechos humanos, no maltratar a los animales, no destruir el medio ambiente, no limitar la libertad, no robar, no matar, no masacrar, no, no, no...
Pero todo esto, ¿cómo se hace? ¡Ah!, amigo mío, esto es otra cosa. Parece que de lo que se trata, lo que se nos pide, es tirarnos a la piscina sin agua, suscribir el qué sin importar el cómo, al modo de los niños (1), esos locos bajitos, con pataleta incluida. Y quien no suscribe ciegamente el qué, es acusado de pasotismo y también demonizado por esta cohorte ejemplarizante que parece ostentar el monopolio de los derechos humanos y del bien-pensar universal.
Viene esto a cuento de la actualidad más rigurosa, tanto en el plano personal (el de la ética) como en el colectivo (el de la política), sumido yo, como pequeño miembro de ese colectivo, en la perplejidad más absoluta y la clase política en general en una reformulación de sus tácticas (2) motivada por el resultado de las elecciones europeas, que se puede resumir en fracasos generalizados, batacazo al bipartidismo y aparición de una fuerza emergente que es la que da título a esta entrada. Vamos, una revolución en el gallinero.

Y como aquí de lo que tratamos es de Calidad y Excelencia Política, podríamos decir que «nos lo han puesto a huevo». 

Siempre he tratado la política asimilándola a la gestión empresarial, contexto en el que los políticos juegan el papel de proveedores y los electores el de clientes. Y en este contexto, el producto viene representado por el programa. No me voy a repetir aquí, pero, del mismo modo que, a menos que te lo regalen, nadie —bueno, casi nadie— compra un burro sin mirarle los dientes, todos —bueno, casi todos— compran un programa electoral sin hacerlo. Metáforas aparte, en mi opinión, casi nadie se lee los programas de los partidos a los que vota. En el mejor de los casos, se vota con el corazón, no con el cerebro. Y así nos va. Nos quedamos en el envoltorio, en una cara, en unas palabras bonitas, en promesas y en humo, mucho humo. Nadie desenvuelve el paquete. Nos quedamos en el qué, sin importarnos el cómo. Y si el envoltorio nos gusta, el colmo de la satisfacción es meterle el dedo en el ojo al poder, ahora calificado sin ambages de «casta», practicando el zapping electoral apretando el nuevo botoncito que nos han puesto (ellos, no nosotros) en el mando.

Y como no se trata de extenderse demasiado, voy a desenvolver un poco el programa de la fuerza emergente, Podemos, que con 1.200.000 votos se posiciona como cuarta fuerza política española en el Parlamento Europeo, y a la que determinados sondeos le vaticinan un sonado éxito en las generales. Y digo un poco porque el documento tiene 40 páginas, aunque, hay que reconocerlo, bien estructurado, con índice y todo, de tal forma que permite abordarlo por puntos concretos. Este es el Índice:
  1. Recuperar la economía, construir la democracia
  2. Conquistar la libertad, construir la democracia
  3. Conquistar la igualdad, construir la democracia
  4. Recuperar la fraternidad, construir la democracia
  5. Conquistar la soberanía, construir la democracia
  6. Recuperar la tierra, construir la democracia
Todo un primor (la negrita es de ellos). Todo un catálogo de qués, suscribible por todos y cada uno de nosotros, porque me pregunto: ¿quién no quiere recuperar la economía, conquistar la libertad, conquistar la igualdad, recuperar la fraternidad, conquistar la soberanía, recuperar la tierra y, como buen mantra recurrente, construir la democracia? Solo le pondré un pero estético: echo en falta las mayúsculas, y, no menos importante, falta la negrita en «democracia». Pero no nos quedemos aquí, ahondemos un poco (3) y busquemos cómos:

1 – Recuperar la economía: creación de empleo «decente» (4), reducción de la jornada laboral a 35 horas, reducción de la edad de jubilación a 60 años, redistribuir «equitativamente» el trabajo y la riqueza, prohibición de despidos en empresas con beneficios, establecer mecanismos para combatir la precarización del empleo, incremento significativo del salario mínimo interprofesional, derecho a disfrutar de una pensión pública que garantice una vida decente,...

2 – Conquistar la libertad: Ampliación y extensión de la figura del referéndum vinculante, también para todas las decisiones sobre la forma de Estado y las relaciones a mantener entre los distintos pueblos si solicitaran el derecho de autodeterminación, democratización de todas las instituciones, incluida la jefatura de los Estados (5), priorizar la adjudicación de la gestión y ejecución de obras y políticas públicas a empresas locales, limitación de la adjudicación de la gestión y ejecución de políticas públicas a grandes empresas, acceso en condiciones de igualdad a los medios de comunicación públicos y privados de todas las candidaturas que concurran a elecciones, auditoria pública y efectiva de la financiación de los partidos políticos (6),…

3 – Conquistar la igualdad: Aumento de plantilla en la sanidad pública, prohibición explícita del copago sanitario y farmacéutico, puesta en marcha de medidas orientadas a garantizar la gratuidad del material escolar de todos los niños y niñas de la Unión en instituciones educativas de ámbito público, aumento de las ayudas públicas para estudiantes con dificultades económicas, limitación de las tasas universitarias, elevar un 200% en 10 años la financiación pública para la investigación en todos sus niveles, despenalización de la ocupación por parte de familias o personas en situación de vulnerabilidad o sin techo de viviendas vacías pertenecientes a bancos y cajas intervenidos o rescatados, o de viviendas vacías durante más de un año de inmobiliarias y promotoras,...

4 – Recuperar la fraternidad: Prohibición de los CIES, anulación de los programas contra la inmigración, FRONTEX y EUROSUR, fin de la llamada "Directiva de la vergüenza", eliminación de las vallas fronterizas anti-persona y del SIVE, fin de la política de externalización de fronteras, derecho a tener derechos (7), libre circulación y elección de país de residencia y regularización y garantía de plenos derechos para todas las personas residentes en suelo europeo, sin distinción de nacionalidad, etnia o religión, con o “sin papeles” (8), impulso de la armonización salarial europea con el criterio de convergencia con los países con niveles de remuneración más altos (9),...

5 – Conquistar la soberanía: Derogación del Tratado de Lisboa, las grandes decisiones macroeconómicas han de ser precedidas de un debate público real y referéndums vinculantes, inclusión en el Tratado de Lisboa (10) de la necesidad de ratificación democrática con participación popular efectiva para los cambios que afecten a las Constituciones de los países miembros, creación de mecanismos de control democrático y medidas anticorrupción (6),

6 – Recuperar la tierra: Impulso del necesario decrecimiento en el uso de energías fósiles y materiales, precios del agua urbana progresivos que garanticen el derecho al agua para todos y penalicen el consumo excesivo, regulación de los productos transgénicos por entidades independientes de intereses comerciales, acabar con la contaminación y el riesgo de cambio climático (11), cierre programado de las centrales de gas y de carbón, prohibición del fracking, prioridad al transporte basado en la motricidad eléctrica sobre los derivados del petróleo,...

Pues bien, lo extractado es un ejemplo típico de la exagerada utilización del qué en los programas electorales. Por descontado, el documento incluye cómos, y muchos, pero esto no invalida la prevención que debería sentir un elector ante un programa (o todos) de este tipo. Y aun así, si lo lee, y decide darle un margen de confianza, bien está. Pero el verdadero problema, el que se sitúa en la  base de la frustración y el descontento de la ciudadanía es no leer —no hacerlo o hacerlo sin sentido crítico— los programas. No inspeccionar el producto antes de comprarlo. Porque al no leerlo, al no juzgarlo, al no criticarlo, limitamos nuestras opciones, lo que es lo mismo que decir que limitamos nuestra libertad de elección —y lo que es más importante, de no-elección— y abjuramos de nuestra responsabilidad, si bien nada nos impedirá ejercerla a posteriori —normalmente, fuera de las urnas— si los resultados de nuestra irreflexiva elección no nos satisfacen.

Por lo tanto, no me gustan los qués sin los cómos. Porque como todo, un programa electoral, al igual que los objetivos o fines de un partido político, es el resultado de un proceso, en el que la primera fase es definir lo que se quiere (el qué), y la segunda fase, y final, debe ser el cómo: cómo se piensa conseguir el objetivo. Y el escamoteo de este segundo requisito marca la abismal diferencia existente entre la teoría y la práctica. Por lo tanto, un qué sin un cómo no es un producto. Por lo menos, no es un producto acabado. Es un proyecto pendiente de definición. En definitiva, una piscina sin contenido, sin agua. No es que su Calidad sea baja, es que es cero, no tiene. Y de la Excelencia, de nuevo, ni hablar.

Notas:
  1. Que todo lo quieren, sin importarles el cómo (esta nota no aparece en el texto original).
  2. Que no estrategias, porque no se miran más allá del ombligo, es decir, de las próximas elecciones.
  3. Ni que decir tiene, que este ahondamiento es tremendamente selectivo, consecuentemente subjetivo, centrado, no exhaustivamente, en lo que me parece más relevante para el objeto del artículo: la omisión o la extraordinaria dificultad del cómo. En resumen, las ausencias no representan juicio de valor alguno respecto a su formulación en el documento.
  4. Lo que me sugiere esto, dicho así, sin más, no quedaría bien aquí.
  5. Ésta resulta particularmente «buenista».
  6. Chapeau. En este caso no es preciso decir cómo. Simplemente hay que hacerlo. Veremos si cuando alzan el vuelo empiezan por ellos mismos.
  7. Todo un hallazgo.
  8. ????
  9. Pues claro.
  10. Pero ¿no pretenden derogarlo?
  11. En honor de la verdad, aquí se mojan.

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