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jueves, 10 de mayo de 2018

Carta abierta a Jordi Pujol (2)

Quien me había de decir que te tendría que volver a escribir.

Parece ser que en la entidad privada Institució Cultural CIC existe una agrupación llamada “Els Amics de Jordi Pujol” que ha tenido a bien dedicarte un homenaje público el día 7 de los corrientes bajo el sesgado, justificativo y especializado título: “Reconocimiento a Jordi Pujol: Las raíces de una lucha, su obra política”. Y digo público por la amplia atención que le han dedicado los medios, algunos de cuyos estupefacientes titulares y enlaces relaciono a continuación:


Este insólito “reconocimiento”, acotado a una parte de tus “habilidades”, me ha llevado a rebuscar un poco en la nube y a descubrir otro homenaje realizado en febrero de 2009 por este mismo colectivo en el Hotel Majestic (el que dió nombre al famoso Pacto gestado en tu cena con Aznar en abril de 1996), lo que confiere a ambos homenajes una cierta pátina histórica, además de permitirme verificar que cuentas con una pequeña cohorte de incondicionales que, según fuentes, se establece entre cien y trescientos (lo que no está nada mal). Cierto es que en el primero nadie podía imaginar que cinco años más tarde excretarías el presuntamente exculpatorio comunicado de la vergüenza, aunque esto es precisamente lo que hace interesante resaltar algunos aspectos de su contenido, algo que también haré después con el segundo.

Interesante resulta que entre los asistentes se encontraban tus, en sus propias palabras, “grandes amigosAlavedra y Prenafeta, ambos de infausto recuerdo por su posterior enjuiciamiento y condena por corrupción en el caso Pretoria y su confesión de haber mantenido cuentas en el extranjero. Toda una premonición. Y resulta también importante resaltar tus palabras en un discurso “improvisado” donde resaltaste “el valor de la seriedad” y admitiste que “a veces creo que podría haber hecho más por Cataluña”, esta última frase sorprendentemente precursora de tu “insatisfacción” expresada nueve años más tarde en el reciente homenaje. Tampoco se puede olvidar el panegírico del historiador Josep Térmens cuando afirmó que eras uno de los grandes personajes del siglo XX, y te pidió que escribieras un libro corto donde pudieses expresar tus ideas catalanistas y quedase plasmado tu bagaje. No sé si le habrás hecho caso. O si lo has hecho y lo tienes escondido en un cajón. Ah, se me olvidaba, a diferencia de ayer, asistió Artur Mas, por entonces líder de CiU.

Por lo tanto, nos encontramos ante un homenaje de “Els Amics de Jordi Pujol” que, por reiterado, no lo puedes calificar, como has hecho, de sorpresa. En cambio, yo sí. Me ha representado una sorpresa mayúscula. En primer lugar, por el impudor manifiesto que representa tu aceptación del homenaje y la consiguiente exposición pública, con el triste resultado de destapar de nuevo la caja negra (o metafórico ataúd, según se mire) donde muchos habíamos confinado y sellado (creíamos) la frustración y decepción causada por tu vómito de julio de 2014. En segundo lugar, al margen del subidón de ego proporcionado por la rendición de pleitesía escenificada en la ovación de tres minutos con la que fuiste recibido, por algunas de las palabras pronunciadas por ti y por alguno de los seis “ponentes” del acto, frases que a continuación destaco sin añadir comentario alguno, porque no lo merecen (ni lo necesitan, pues se comentan solas):

Personalmente me siento insatisfecho y dolido, conmigo mismo, no con el país” (tú).

Estamos en un momento en el que el viento del desierto amenaza con borrar todas las huellas que hemos dejado, pero debemos ser capaces de mantener las buenas huellas alcanzadas” (tú).

Hemos dejado huellas muy buenas para Catalunya, pero alguna no ha sido adecuada” (tú).

Quedará el legado de un gobernante ambicioso, preparado y con gran obra de gobierno que supo defender un nacionalismo catalán para lograr más aspiraciones y competencias” (Guiomar Amell).

Tendría lógica que Pujol escondiera parte de su fortuna en el extranjero, habida cuenta del destino trágico que sufren los presidentes de la Generalitat en manos de la represión española. Teniendo en cuenta que los presidents Macià, Companys, Irla, Tarradellas, Puig i Cadafalch y Puigdemont han acabado en el exilio, tal vez no era ético, pero la precaución era comprensible y realista” (Josep Maria Roig Rosich).

Reconozco el mérito y el valor de su obra de construcción del país” (Artur Mas, ausente).

Estarás contento de lo que has dicho y de lo que te han dicho. Yo no. Por favor, no me des más sustos. Vuélvete a meter en la caja negra.

Atentamente,
Yo.

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